La Rapsodia de Alicante fue creada por un compositor aficionado belga, Didier Van Damme, en 1954, y que yo sepa solo se puede encontrar en el CD de Sony Music (Sony Masterworks) SK-66925, verdaderamente difícil de conseguir en España. Se publicó por primera vez en 1994, dentro del Concierto para la Reina (Concerto de la Reine / Concerto voor de Koningin) que le da título, grabado en Louvigny (Luxemburgo), en el Grand Auditorium RTL (Radio-Télé-Luxembourg), e interpretado por la Orquesta Sinfónica de la RTL, a las órdenes del director francés Huges Reines, con el también belga Jean-Claude Vanden Eynden al piano. Está dedicado a la Reina Fabiola de Bélgica.
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Concerto de la Reine (Sony Masterworks) |
En palabras de Jean Cocteau, la Grand Place de Bruselas y la interpretación en la misma de la Rapsodia de Alicante, que se lleva a cabo dos veces por semana desde enero hasta octubre, configuran el más bello teatro del mundo, y es disfrutada anualmente por centenares de miles de turistas.
Didier Van Damme nació en 1929, y en los años 50 vivió en España, visitando en numerosas ocasiones nuestra Terreta, donde se inspiró para componer la Rapsodia de Alicante. Su música, que según él mismo dice sale del corazón y va destinada al corazón, es espontánea, no tiene pretensiones, ni en sus recursos ni en sus efectos. Cuando en 1960 se establecieron vínculos privilegiados entre España y Bélgica, al contraer matrimonio el Rey Balduino I de Bélgica con Doña Fabiola de Mora de Aragón, ahijada de la Reina Victoria Eugenia de España, Van Damme comienza a gestar el Concierto para la Reina a partir de la Rapsodia de Alicante, que terminaría por ser su tercera y última parte, inspirado en la figura de esa mujer excepcional que consagró su vida a los demás. Esta generosidad de sentimientos y esta sencillez es lo que se refleja en la primera parte del concierto que le está dedicado, y que no estrenaría hasta 1980 con la Orquesta Nacional de Bélgica, como preludio a la Fiesta de la Dinastía. Y en 1978, Van Damme improvisó y grabó una introducción de ballet para Maurice Béjart, encuentro que le marcó y le inspiró más tarde la segunda parte del concierto, el Adagio para Europa, obra que ensalza a Bruselas, Capital de Europa, con un lenguaje musical puro y simple.