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Un lienzo desaparecido: Rescate de cautivos en tiempos de Carlos III

El día 8 de junio de 1932, aparecía en las páginas 1 y 2 del Diario El Luchador de Alicante, un artículo firmado por el marchante y crítico de arte, colaborador de este y otros medios escritos, Juan de Rojas y Puig, titulado «Un rescate de cautivos». El día 10 del mismo mes, idéntico escrito quedaba reproducido en la página 1 del también alicantino Diario El Día. Versaba sobre un lienzo al óleo que llevaba un tiempo desaparecido, del célebre pintor alicantino José Aparicio e Inglada, cuyo título exacto es Rescate de cautivos en tiempos de Carlos III, y que obvio es decir que hace referencia a los tabarquinos cautivos en Argel, redimidos por orden del citado monarca para poblar nuestra Isla Plana en el último tercio del siglo XVIII.

Veamos primero el contenido del artículo de Juan de Rojas, y más tarde conoceremos en profundidad a José Aparicio, su obra y probable paradero de la misma.

Un rescate de cautivos

Diario El Día, página 1
del 10 de junio de 1932
(Biblioteca N. de España)
Uno de los cuadros más célebres del pintor alicantino José Aparicio Inglada, es el que lleva por título el mismo que encabeza estas líneas: fue pintado en Roma en el año 1813 y adquirido por S. M. Fernando VII, pasó luego al Museo del Prado y más tarde al de Arte Moderno, ignorándose en la actualidad su paradero; es de un mérito indiscutible para los alicantinos por evocar un hecho del reinado de Carlos III íntimamente ligado a la historia de Alicante.

El citado monarca había dispuesto el rescate de los pobladores de Tabarca [correcto: Tabarka], pequeña isla de origen fenicio a unos 300 metros de la costa del continente africano, frente a la frontera argelina (pertenece en la actualidad al estado de Túnez bajo el protectorado francés), cuyos habitantes de origen genovés, dedicados a la pesca del coral, después de haber estado bajo la protección de España hasta el año 1738, pasaron al dominio del Bey de Túnez, cayendo posteriormente en poder de los argelinos que los redujeron a la esclavitud, obligándoles a rudos trabajos y recluyéndolos en lóbregas mazmorras.

Intervinieron en el rescate los Padres Trinitarios, que a la sazón tenían hospitales establecidos en Argel y Túnez, y los Padres de la Orden de la Merced o Mercedarios, llamados vulgarmente Mercenarios, establecidos en Alicante desde el año 1702 en el barrio de San Blas, junto a las vertientes del barranco del Negre; estas órdenes religiosas se dedicaban principalmente a la redención de cautivos, y llamaban Padre Redentor al religioso designado para hacer el rescate.

El día 8 de diciembre de 1768, fiesta de la Purísima Concepción, quedaron redimidos los cautivos en Argel, según se había convenido, y el 19 de marzo de 1769 arribaron a este puerto, uniéndose a los que anteriormente desembarcaron en Cartagena y llegaron a esta ciudad conducidos por el Padre Redentor Fray Juan de la Virgen. Siendo insuficiente el local reducido de los Mercenarios, don Guillermo de Baillencourt, gobernador político y militar de esta ciudad, dispuso lo necesario para que fuesen alojados en el Colegio de los Padres Jesuítas (edificio últimamente ocupado por las Religiosas de la Sangre de Cristo hasta el 11 de mayo del pasado año 1931), deshabitado desde la madrugada del 3 de abril de 1767, en que se dio cumplimiento en Alicante a la Pragmática Real Sanción de Carlos III, expulsándoles de sus dominios.