El 12 de junio de 1878, una comisión del Ayuntamiento de Alicante salió muy temprano en dirección a Nueva Tabarca, con la finalidad de conocer de primera mano la situación y necesidades de los tabarquinos. La noticia tuvo repercusión en la prensa de la época y, como curiosidad, de la hemeroteca del Instituto Alicantino de Cultura «Juan Gil-Albert», he podido rescatar de la página 2 del diario alicantino de ideología liberal-conservadora El Eco de la Provincia, del
14 de junio de 1878, la crónica de esta visita.
Página 2 de El Eco de la Provincia, del
14 de junio de 1878 (Hemeroteca del Instituto Alicantino de Cultura «Juan Gil-Albert») |
El Eco de la Provincia era propiedad del militar madrileño Julián Ugarte, que fue alcalde de Alicante, cofundado en 1862, financiado y dirigido por el alicantino Antonio Campos Doménech, que sería a su vez presidente de la Diputación Provincial, como
órgano de propaganda de la
corriente moderada de los conservadores en aquellos años. Se publicó hasta 1892.
Y hablando de crónicas, uno de los funcionarios que llegaron a la isla en esta comisión municipal era el Cronista Oficial de la Ciudad de Alicante, Rafael Viravens y Pastor, que guardaba estrecha relación con el citado diario, y del que dos años antes se había publicado su famosa Crónica de la Muy Ilustre y Siempre Fiel Ciudad de Alicante (Imprenta de Carratalá y Gadea, Alicante, 1876), con cuyas ilustraciones se acompaña este artículo, que transcribo a continuación completo:
Defiriendo el Sr. Alcalde [Terencio José Javaloyes] de esta ciudad a los deseos de algunos vecinos de Tabarca, en la madrugada de anteayer se trasladó a aquella isla acompañado del primer teniente de Alcalde D. Eduardo Orts, de los Concejales D. Antonio López y D. José María Celdrán, del Cronista don Rafael Viravens y Pastor, y de otros funcionarios del Municipio.El objeto del viaje no fue otro que conocer de cerca las necesidades de aquel caserío para mejorar sus condiciones morales y materiales.La Comisión Municipal salió a las tres de la madrugada: y cuando llegó a la Cala Rocha, se embarcó en el laúd Tato que esperaba allí, siendo recibida después por los Sres. D. Constantino Bañó, D. Vicente Chacopino, D. José Pascual y D. Bernardo Ruso, Cura y pedáneos de la Isla, quienes salieron al encuentro de la Autoridad local a bordo de la escampavía Amalia.Los moradores de Tabarca recibieron a la Comisión Municipal con inequívocas muestras de consideración y respeto; y el Sr. Javaloyes se dirigió inmediatamente a reconocer la fábrica de la iglesia, cuyas obras, resentidas por el salobre, exigen una pronta reparación.Nuestro Alcalde, después de prometer a los tabarquinos su decidido apoyo para la conservación del templo, visitó la escuela de niñas a cargo de doña Josefa Pérez, y la de niños confiada al profesor D. Victoriano Castelló. El Sr. Javaloyes, como los señores que le acompañaban, examinó con detención la manera como están montados estos establecimientos, los adelantos de los alumnos y la aplicación de estos en la lectura, escritura y Doctrina cristiana, reservando poner en conocimiento de la Junta local de instrucción primaria algunas reformas que conviene introducir en aquellas escuelas, cuyo estado deja algo que desear.Como advirtiese la Comisión Municipal que los tabarquinos no tienen facultativo y que mueren sin la asistencia médica, excitó a aquellos a que se procurasen esta por medio de una iguala que podría establecerse con un facultativo: el pensamiento fue acogido favorablemente por los isleños, quienes contando con el apoyo que les prometió la Comisión Municipal, gestionan ya por atender a esta imperiosa necesidad cual así cumple a una población que cuenta cerca de 450 habitantes.La visita del Alcalde de esta ciudad a la Isla de Tabarca, ha sido fecunda en resultados, pues además de lo que queda dicho, el Sr. Javaloyes hizo que desaparezcan rencillas existentes, que se acallen odios y que se sofoquen los eternos rencores que dividían a los isleños, para que puedan vivir en fraternal unión y consagrados al mejoramiento de sus costumbres y al fomento de las condiciones materiales de la Isla.La Comisión Municipal fue obsequiada con una espléndida comida a la que concurrió el Cura Sr. Bañó, el Capitán de la Amalia D. Ramón Onteniente y los pedáneos de Tabarca: a los postres se pronunciaron muy expresivos brindis; el Sr. Alcalde dedicó el suyo a la unión de todos los tabarquinos, para conseguir la felicidad que necesitan y que solo pueden obtener siendo una verdad práctica la concordia que desde entonces quedaba establecida.El Sr. Orts (D. Eduardo), brindó por la Marina Española, a quien consideró cómo garantía de las instituciones y sostén de las libertades públicas. El Sr. Onteniente, Capitán de la Amalia, agradeció el brindis de nuestro primer teniente de Alcalde, y dedicó el suyo a la digna corporación Municipal de Alicante. Los señores López y Celdrán brindaron por la paz y ventura de los tabarquinos, y el Cronista Sr. Viravens dijo que estos conseguirían tan inapreciables dones siguiendo los consejos del Sr. Cura y aceptando con sinceridad la senda que les trazaba el Sr. Alcalde, por quienes brindó expresando el interés que demostraban tan dignas autoridades por regenerar las condiciones de la isla que fue colonizada en el reinado de Carlos III.A las cinco de la tarde se embarcó la Comisión Municipal en la Amalia, siendo acompañada hasta el embarcadero por las personas importantes de Tabarca y despedida con testimonios de gratitud y simpatía.Así desempeñan la misión que les ha confiado el pueblo, las Autoridades que tienen conciencia del cargo que ejercen.
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